El derbi sevillano entre Betis y Sevilla ha dejado muchísimo que analizar y comentar, fuera y dentro del campo. Más de 55.000 personas se dieron cita en el Villamarín para presenciar el encuentro, que tuvo un ambiente envidiable y una nueva situación vergonzosa en la previa de uno de los mejores partidos que se pueden ver y vivir.
Las medidas que impone Antiviolencia, exclusivas para los clubes de esta ciudad, volvieron a estropear la previa de un encuentro de este calibre. Los aficionados no pudieron recibir al equipo como esta cita merece. Todos los aledaños cortados y una distancia enorme entre la gente y sus jugadores al llegar al estadio.
Esto ya viene siendo habitual y ocurre en ambos estadios de la ciudad con este tipo de partidos. La solución que maneja el Betis es cambiar el hotel de concentración y así poder concentrar a la gente en una zona más lejana al estadio, como ha hecho el Sevilla.
Este es el desmesurado perímetro policial alrededor del Benito Villamarín. Metros, metros y más metros sin aficionados a falta de menos de una hora para la llegada de los autobuses. Esperpéntico. @deportesDDS pic.twitter.com/u9HGQFPiDo
— Pedro J. González (@PGonzalezMedina) April 28, 2024
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Uno observa otros derbis y prácticamente la afición mete a sus jugadores en los vestuarios. Sin embargo, el derbi más importante tiene alrededor esta serie de medidas absurdas que hace que todo lo que esté alrededor de este encuentro esté algo descafeinado.