El culebrón Guido Rodríguez parece llegar a su fin. El mediocentro argentino tiene un preacuerdo con el Barcelona y se marchará al club catalán al finalizar su contrato con el Betis. Sus agentes han conseguido el objetivo de llevar al argentino a un club poderoso con un gran contrato.
Muchos han sido los vaivenes que han ocurrido en la operación en todos estos meses. Momentos donde la renovación estaba más cerca y momentos donde ha estado más lejos. La realidad es que el futbolista siempre se ha mostrado deseoso de seguir en el Betis en sus palabras, pero prácticamente al revés en sus hechos.
En primer lugar, los agentes hacen lo que el jugador ha mandado que hagan, moverse en el mercado buscando un gran contrato económico y deportivo. No es cuestión de que los agentes hayan actuado contra la voluntad del jugador.
Después, esos guiños en declaraciones y fotografías en redes sociales que ilusionaban a muchos y le trataba de hacer ver que el argentino quería renovar, esta situación se ha desmontado cuando el jugador no acababa dar el paso para sentarse con el club.
Y, por supuesto, esas dos ofertas rechazadas. Una de ellas cuando le jugador cayó lesionado de larga duración para hacerle ver que se confiaba en él y se contaba con él para el presente y futuro.
Es evidente que el Betis vuelve a cometer un error que le cuesta que un jugador importante se vaya gratis por no saber renovarlo con antelación, y ya van unos cuantos casos (Mandi, Ceballos…). Pero también es evidente que el jugador se ha comportado mal con el club y sus aficionados, haciéndoles creer que su intención era renovar cuando realmente buscaba otro destino.